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¿Cómo afecta el desempleo a la salud mental?

La gran mayoría de nosotros ha experimento o ha acompañado a alguien que está viviendo una situación de desempleo. Sin ser psicólogos podemos intuir el impacto que esto tiene en la identidad y en las emociones de la persona: la sensación de ser excluido, el duelo por lo perdido y la ansiedad por el futuro.

Si nos detenemos un poco más, podemos preguntarnos también por la salud mental de aquellos que encuentran sin trabajo. En un metaanálisis liderado por Karsten Paul y Klaus Moser, investigadores de la universidad de Erlangen-Nuremberg, en el año 2009 concluyeron que el promedio de personas desempleadas con problemas psicológicos fue de un 34%, comparado con el 16% de las empleadas. Las personas sin empleo tenían niveles más elevados de “distrés” o estrés negativo y tenían presentes ciertos indicadores relevantes para el diagnóstico de la salud mental: estrés, depresión, ansiedad, síntomas psicosomáticos, percepción negativa de bienestar y autoestima.

En Chile, según datos del Ministerio de Salud del 2014, el 22% de la población total ha sido diagnosticada con algún trastorno mental en los últimos 12 meses. Queda pendiente, entonces, la tarea de investigar la prevalencia para la población desempleada.

¿Significa esto que una persona al ser desempleada queda expuesta a tener problemas de salud mental? El desempleo es una situación estresante que incrementa las posibilidades de desencadenar dificultades en el plano de la salud mental. Pero los trastornos mentales, al menos en su gran mayoría, no tienen una sola causa. Existen protectores de la salud mental que conviene fomentar continuamente para prevenir: autoestima, redes de apoyo, formación profesional y personal, salud física y financiera, entre otros.

¿Cómo ayudan los programas de outplacement a las personas que han perdido su empleo? Es necesario insistir en lo siguiente: frente a problemas de salud mental, es mejor ver a un especialista. Los programas de outplacement son expertos en intermediación laboral, no en tratamientos psiquiátricos. La utilización de los servicios de outplacement sí puede ser uno de los factores mediadores entre salud mental y empleabilidad, como muestra un estudio realizado hace pocos años atrás en Italia (De Battisti, Gilardi, Siletti & Solari, 2014).

Un programa de outplacement robusto va a ayudar a disminuir en cierta medida, ese “distrés” relacionado con el desempleo y el tiempo de recolocación. Un estudio realizado en Bélgica, país donde el outplacement es obligatorio bajo ciertas condiciones, muestra que las intervenciones son especialmente exitosas cuando se enfocan en el entrenamiento de habilidades, apoyo emocional y coaching o guía individual (De Witte, Vandoorne, Verlinden & De Cuyper, 2005).